The schedule.
So, this morning I stumbled out of bed at 9:30 a.m. and slunk into the kitchen to make a cup of life-saving mate cocido. I don't do well in the mornings. I don't really even like to talk to anyone until I've been awake for at least an hour. Anyway, the Argentine mom in the apartment where I live was in the kitchen, took a look at me, and said, "It's way too early to wake up, isn't it?" (Although in Spanish.) Now. It wasn't sarcastic. What a nice, nice thing for an adult to say. Yeah, I still don't think of myself as an adult, maybe because I don't think I'll ever reach the age where I like to wake up early and give younger people a hard time about sleeping late. I love that about BA. At home if you look tired in the morning, or whine about waking up early, people will probably tease you or make you feel lazy. But here it's like, duh, no one likes to wake up in the morning. It's a given. Isn't that how it should be? Does anyone really like waking up early everyday? I think I've met like two of those people in my life and I felt kind of uneasy around them.
The schedule here is just so much more perfect for how I like to live - waking up late, working till late, eating dinner late, having long lunches and long coffee breaks. You have time to relax when you get home in the evening, because you don't have to go to bed at 11 p.m. to wake up at 6 the next morning. Of course, it can get a bit out of hand with the nightlife, and it's a problem when the only moments of daylight you see are in the cab ride home at sunrise. But having a job kind of prevents that problem from happening during the week.
Up next: I also love Argentina & Argentines because the whole country seems to have a crazily intense sweet tooth. And they are not apologizing for it. I think you need to be raised on loads of dulce de leche from a very young age to have that kind of tolerance for sugar.
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3 comentarios:
Lovely!
Por otro lado te leí quejarte de que te suspenden las clases sin avisarte o que nadie es puntual. Bueno, me parece que ese es el precio de lo que amás. La gente no tiene agenda para levantarse ni para desayunar. Al trabajo se entra en un horario "nebuloso" que va desde las nueve hasta las diez y media. Se almuerza en otro horario nebuloso entre la una y las tres y se cena en otro horario nebuloso entre las nueve y las doce de la noche.
Un café entre amigos, a la tarde, no tiene tiempo límite y usualmente significa que uno va a llegar a su casa bastante más tarde de lo habitual porque las conversaciones se extienden.
Todo es nebuloso en Buenos Aires en cuanto al tiempo. Mucho más en el interior: allí "mañana" puede significar mañana, pasado mañana, la semana que viene o nunca.
A veces pienso que el tiempo se siente en Buenos Aires como esos días de humedad de verano, como algo pegajoso donde no hay parámetros de nada y las cosas se estiran y se acortan a voluntad del protagonista. Lo increible y loco es que todos los "protagonistas", o sea, todos los habitantes de la ciudad parecen vivir y coordinar sus actividades en ese estado líquido.
Y como te conté en algún otro post, para la resaca de la noche anterior no hay nada mejor que termo, mate y yerba. Es como que con cada chupada tomás nafta super y eso te hace andar, a pesar de que tengas sueño y se te parta la cabeza.
Bueno, lindísimo tu blog como siempre.
querido - gracias por su comentario! creo que nebuloso es una d mis palabras favoritas en castellano.
todavia no he probado mate como un remedio para resaca pero me gusta mucho la idea...
tb me encanta el uso de la palabra protagonistas para describir los habitantes de la ciudad, porque vida en un ciudad grandisima es asi, no? como todos en sus propios mundos, las estrellas de sus propias peliculas. ja.
xx
No se si soy un ejemplo válido pero yo soy un porteño típico. Nací acá y vivo acá. Después de treinta y cinco años conozco la ciudad "al hilo".
Amo Buenos Aires (aunque me mata, como a todos) pero más que nada la siento como una parte de mi propiedad personal. Calculo que somos los protagonistas del asunto. Es apasionante... hay tres millones de historias y uno puede participar de todas.
Otra cosa impresionante de esta ciudad (en mi opinión para bien) es la increible cantidad de gatos que hay por todas partes. Dos o tres por cuadra, incluso en el centro. Los porteños no nos damos cuenta, pero compartimos la ciudad con los gatos y los gorriones.
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